lunes, 13 de junio de 2016

Desde mi prisión. Cuaderno de Bitacora 2

Permitidme que hoy haga un ejercicio de voluntad y comparta con vosotros unos pequeños retazos de mi alma y algunos secretos, al menos aquellos que soy capaz de escurrir entre los barrotes... Antes de que el carcelero vuelva a pasar.

Hace muy poco que fui capaz de ser realmente consciente de una terrible y muda verdad, que existe inadvertida y oculta entre toda la luz, ruido y color que nos rodea en este mundo moderno. Existen prisiones peores que las físicas, cuya estancia es de las peores torturas que se pueden llegar a sufrir en vida.

Aun a mi me resulta difícil comprender, aceptar esa verdad. No es el secreto mas importante del mundo ni mis palabras, mi existencia, son apenas mas relevantes que el parpadeo trémulo de una vela. Pero es una realidad que existe al limite de todo lo que vemos y percibimos.

Mudos y malditos son aquellos que son prisioneros dentro de si mismos. Aunque existen otras definiciones y nombres para tal hecho, a mi me gusta denominarlo la prisión del alma.

Lejos de mi esta la capacidad de dibujar exacto esbozo de tal prisión, o de explicar los crímenes o motivos que le hacen a uno cumplir condena en tan oscuro lugar. Esas habilidades son parte de las libertades que son negadas a aquellos que las habitamos.

Si, es difícil entender porque y como he sido capaz de darme cuenta tan tarde de esa realidad. Aunque voy a ser sincero, tampoco ha sido por arte de magia. Mucha ayuda y acercaminto hasta el interior de uno mismo han sido necesarios. Estas mismas palabras que entre niebla, dolor de cabeza e insomnio se ven concebidas, forman parte de mi lucha contra el mal que me aprisiona.
Llegar aquí no ha sido fácil y, la verdad, tampoco es un camino que repetiría si pudiera volver atrás. He viajado a los abismos mas oscuros de la existencia y he dejado a muchas personas que me importan atrás, abandonadas. Jamas podre expresarles todo lo que siento el haberles podido hacer daño por mis actos en tal viaje.

No se ni cuando, ni porque, me toco cumplir esta condena, quizá toda mi vida. Mas de veinte años son ya, veinte años en los cuales me he visto limitado a ser espectador de mi mismo. De hablar sin voz, de sentir sin corazón y de pensar sin mente. Creedme si os digo que la peor prisión de todas es la que te hace creer libre, para tenerte aún mas encadenado.

Peor es cuando el prisionero consigue ver los barrotes, y sentir el deseo de escapar. Parece casi sencilla tal proeza, y realmente incluso sin uno darse cuenta a veces es capaz de caminar fuera de ese lugar. Pero justo ahí resta uno de los mas terribles y desconocidos carceleros de la prisión del alma. Salir de ella significa entrar en una cascada de caos y ruido, algo que me gusta definir como un crudo martillazo de emociones y luz en todo el pecho. Me tiemblan las manos si intento describir o explicar que se siente ante tal martillazo. No puedo...

Solo intentad pensar en las experiencias mas felices y las mas dolorosas, en los detalles mas pequeños y curiosos, en las decepciones, en las palabras que os hicieron erizar la piel.... Como si cada hora, día y año de vuestra existencia empatica de repente os golpeara la mente y el pecho, tras haber sido incapaces de sentir de verdad hasta ese momento.

Las primeras veces que sentía ese torrente y empezaba a percibir los barrotes simplemente se me hacia confusa la realidad. entendiendo que hasta tal momento jamas había sido capaz de ser actor de mi mismo. Pero la cosa empeoró... Hice daño a gente que quería, todo aquello cuanto amaba y me hacia libre, la prisión y sus carceleros lo destruían. Y lo peor es que a quien mas daño hacia era a mi mismo, y que al desconocer del todo mi realidad cada vez la confusión, la impotencia y la culpa eran mayores.

He cometido tantos pecados, manchado mis manos de tanta sangre y abrazado secretos tan oscuros que en muchos momentos ha dejado de tener sentido mi búsqueda de la libertad. La realidad por la que he caminado tiene un diario de bitácora del que solo yo he sido testigo de sus mas ocultos capítulos. Todo aquello que se supone que debía ser, como se supone que debía vivir y existir, todo lo que llegue ser... He destruido todo eso tantas veces que un desconocido es quien me devuelve la mirada cada vez que busco mi reflejo. Muchas son las veces en que me he visto al borde del abismo y aunque diga lo contrario, ciertamente no son falsos los miedos de las personas para quienes aún existo en sus preocupaciones. Mas de una vez he desaparecido casi para siempre en la mas absoluta nada, y he de confesar que el hecho de que este escribiendo estas palabras ahora mismo no es debido a mi mano ni a ningún deseo de mirar atrás en tales momentos. Como podía querer seguir si la propia vida se muestra mi carcelera? Ni me arrepiento ni alegro de tales verdades, ni del devenir de los acontecimientos. Si algo he aprendido es que nosotros somos el único juez y abogado al que tenemos derecho.

Lejos de lo que pueda parecer... Incluso ahora, que gradualmente siento como mi pequeño intento de susurrar unas palabras fuera de estos barrotes han llamado la atención de los carceleros... No comparto todo esto para justificar nada de mi vida ni querer dar una llamada de socorro, o de pena, al mundo que me rodea. Por extraño que parezca, lo que busco es hacer una llamada a la reflexión de aquellos que sois conscientes y libres.

A pesar del dolor, de la impotencia y todo lo que supone existir en esta guerra de estrecho campo de batalla, me he dado cuenta de que mas pena me provoca la comodidad, la objetividad y el conformismo con el que la mayor parte del mundo ha decidido existir. Si a veces es triste mi camino, mas tristeza me provoca la realidad que muchos empuñan y defienden a diario.

Con que facilidad parece ser que os abandonáis a un guión en el cual solo vuestra existencia y voluntad tienen peso? Que rápido juzgáis y condenais sin que apenas os tiemble el pulso. Con que egoísmo se pisa la dignidad de quien vive a vuestro lado y se destruye la propia. Cuantas excusas, banderas, causas, fronteras e ideales son alzados como única verdad para diluir toda culpa?....

Maldita sea... Con que facilidad buscáis cualquier distracción para mirar a otro lado y dejar de vivir vuestra propia vida.

Para vosotros escribo, para vosotros que podéis... Alejaos de la estúpida búsqueda de la transcendencia y la adoración a la materia idealizada que ha convertido vuestra realidad en una prisión casi peor que la mía propia.

Quizá para mi sera imposible llegar algún día a cuidar y tener a mi lado aquella persona con la que construir juntos en el camino de la vida. Quizá jamas podre sentir plenamente la satisfacción de vivir y sentir cada pequeño detalle y cada gran evento que llene mi experiencia vital... De abrazar totalmente la sencillez que se esconde tras todos los misterios de la realidad....

Pero no existe tal imposible para la gran mayoría de vosotros, muchos tenéis no verdaderamente importante justo al lado, o entre los dedos... Y voluntariamente habéis decidido no disfrutarlo.

Llegados a este punto... Muchas gracias a todo quien ha decidido dedicar unos momentos a las palabras que el carcelero me permite plasmar desde éste lugar odiado y amado casi por igual, mi prisión del alma.